Diversos estudios[1] demuestran que los programas de educación emocional aplicados en centros educativos:
- Facilitan el aprendizaje y mejora los resultados académicos (11% superiores)
- Mejoran la convivencia y se reducen las conductas negativas en las aulas,
- Mejoran la satisfacción y bienestar de alumnos y profesores,
- Reducen los casos de conductas autodestructivas (drogas, alcochol,
anorexia...)
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